martes, 14 de marzo de 2017

1°Tarea de los ODS


Los ODS, un proyecto bastante bueno y creado con las mejores intenciones, en eso estamos todos de acuerdo, pero siendo realistas y sinceros: ¿Tienen realmente un futuro?
Por un lado podemos ser optimistas y pensar que dentro de trece años el mundo habrá evolucionado y habrá dejado la ambición y la codicia de lado por el bien común de un mundo mejor en un planeta sano y verde. Es la opción más bonita y no vamos a descartarla porque nada es imposible. Pero lamentablemente, miremos al mundo tal y como está ahora; guerras, pobreza, los ricos más ricos y los pobres más pobres... Si somos objetivos y miramos hacia el futuro, dentro de trece años, ¿esos objetivos se habrán cumplido? Nuestro problema (y sí, debemos incluirnos) es que nunca nos tomamos las cosas como estas como algo personal, nunca sentimos que el mensaje va dirigido a nosotros y simplemente ignoramos los problemas reales a nuestro alrededor. Quiero decir, francamente, ¿qué nos preocupa más ahora? ¿Los niños muriendo de hambre, los hombres muriendo en la guerra y las mujeres siendo denigradas, o ese examen importante que vale el 80% de la nota de una asignatura muy importante? Ni siquiera vamos a sentirnos culpables al darnos cuenta de que al final del día no nos importa​. Yo misma estoy escribiendo esto y esta misma noche me habré olvidado de todas mis buenas ideas para pensar en lo que el sistema quiere que piense; estudiar para conseguir un trabajo y sostener esta economía. 
Para las personas idealistas (y aunque no lo parezca, yo soy una de ellas) estos objetivos pueden ser una fuente de esperanza y te pueden hacer sentir muy realizado, sobretodo si quieres ambientar tu vida y tus estudios a los trabajos que tengan que ver con ayudar al prójimo. Incluso a algunas personas estos objetivos las tocarán y tal vez le den un giro a su vida cambiando totalmente de ideas, para dedicarse a hacer de este mundo un mundo mejor. 
Pero el ser humano, tal y como puede ser muy bueno, también puede ser muy mezquino, y no mira más allá de sus interés. Lo que no somos capaces de ver a veces es que estos objetivos deberían ser interés de todos, porque las consecuencias nos afectan a todos sin lugar a dudas. La contaminación, afecta por igual a un empresario y a un obrero, las enfermedades le llegan por igual a un rey que a un ciudadano normal y corriente, el océano se ensucia para todos, y una falta de respeto es una falta de respeto aquí y en Pekín.
Muchos de los países que han estado de acuerdo con estas ideas son los primeros en contaminar, en avivar y dar su apoyo en conflictos bélicos y en aumentar la pobreza de muchas personas.
Con esto no quiero decir que quien haya creado esos objetivos tan formidables sea un hipócrita, pero lo es. Son ideas muy útiles si se consiguieran llevar a cabo, pero por el momento sólo parecen las características de un mundo que no va a llegar en mucho tiempo.
  Deberíamos empezar por metas más pequeñas y accesibles y no ilusionarnos tanto con los ODS. 

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